viernes, 4 de enero de 2008

La espera

Va pasando el olor de fin de año y poco a poco se nos va envejeciendo el nuevo, por estos días cada quien a su manera dio la bienvenida a enero y el adiós a diciembre.
La mayoría optó por pasarlo en familia, quizás para fortalecer la unión entre los miembros de cada clan y que los próximos doce meses transcurran en medio de la concordia hogareña, para que a las doce no les faltara el abrazo de sus seres más queridos y hacer juntos los votos de buenaventura y prosperidad para el futuro más inmediato.
No faltaron los cubos de agua lanzados hacia la calle para que se llevaran lo malo (en lo particular nunca lo hago por la duda de si el preciado líquido se equivoca y arrastra lo bueno), los cantos de felicidades, los conteos regresivos, alguna que otra lágrima por los que no están, los brindis, los rezos, las plegarias, las invocaciones, las velas y sobre todo los pedidos de buenos deseos colectivos y personales con la esperanza de verlos cumplidos en el 2008.
Claro que no todos lo esperaron hubo algunos a los que la temprana celebración les agotó las fuerzas y el juicio para la vigilia, otros se fueron de casa y estuvieron con amigos, otros salieron a las calles en busca de un espacio donde espantar la figura de sus muertos o sólo para evitar los preparativos domésticos de la tradicional cena.
No pocos pinareños esperaron el año trabajando en función de que pudiésemos sentirnos bien, desde puestos de servicios hospitalarios, funerarios, gastronómicos, de seguridad, eléctricos…(la lista podría tornarse interminable) para ellos el agradecimiento de todo el pueblo y las más merecidas felicitaciones por su sacrificio en aras del beneficio social.
Esperar el año nuevo es un ritual festejado en muchas partes del mundo, los cubanos lo hacemos a la manera heredada de nuestros ancestros con comida y bebida.
Ya está hace unas cuantas horas transcurriendo el 2008 y aún no se acaban las anécdotas, las felicitaciones y los lamentos de aquello que desperdiciaron una buena oportunidad para divertirse, es tiempo de poner manos a la obra y hacer lo nuestro para que los deseos pedidos este 31 de diciembre se hagan una certeza, a trabajar que la felicidad nos espera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz año, Yolanda, y a trabajar para que no tengamos demasiados deseos perdidos.

Un fuerte abrazo,

María José