jueves, 21 de febrero de 2008

A veces...

A veces, como hoy, no siento ni sed, ni hambre, ni deseos de inhalar por un extremo a ese cilindro blanco que con una punta en mis labios acaba mis pulmones, mientras finjo que la otra quema mi ansiedad y el tiempo de la nada, en medío de un diálogo baldío, lleno de las nimiedades de recientes jornadas.
A veces, como hoy, no me importa que me duelan los pies después de una larga caminata o que mi gastritis proteste la última taza de café.
A veces, como hoy, sólo quiero leer una buena página que me devuelva el hallazgo de la primera vez entre palabras, escuchar la música que me estremezca, recordándome la existencia del alma, mi alma.
A veces, como hoy, quiero la tibieza de la caricia tierna de las manos de mi padre en mis plantas deshaciendo cansancio, el olor de la inocencia perdida, la fe en los amigos extraviados, el abandono de la memoria.
A veces, como hoy, quiero la cama no para dormir, sino para acomodar mis pensamientos y dejarlos descansar.
A veces, como hoy, quiero ser la diminuta figura de los albums de fotos familiares que me devuelven con el encanto de los pocos años.
A veces, como hoy, quiero desangrar la vida y beberme su sangre, poner su cabeza en una lanza, saltar sobre sus vísceras y aún después (sabiéndolo inútil) jactarme ante ella de la victoria, MI VICTORIA.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay amiga, como comparto lo que escribes...la verdad que te comprendo....no se lo que te esta ocurriendo, pienso que solo es cansancio..eso espero.

saludos a tu maravillosa familia,

María José

Anónimo dijo...

Yolanda, amiga, estas bien?...

Un abrazo,

María José