domingo, 1 de marzo de 2009

Desaciertos pedagógicos.

Nunca podría presumir de ser simpática, tengo un excelente sentido del humor, pero se pasa de negro y lo que digo en tono de chanza, se toma con frecuencia como indolencia y crueldad, no suelo explicar la intención y acepto las consecuencias: mi clasificación como antipática.
Sume a esto una lengua (que Dios me dio digo yo, aunque un amigo se apresure a eximir el Divino de responsabilidad alguna y se la adjudique al Maligno) con la que llamo al pan pan y al vino vino, desentendida de las técnicas de "dorar la píldora", entonces resulta que en un tiempo de simulaciones y bailes de disfraces soy una "atravesa´" siempre "fuera de tono" y yo lo prefiero a convertirme en lo que no quiero y no soy.
Por estos días esa manera de ser me trajo otro desacierto, por cuatro semanas estudiantes de periodismo de primer año se adiestraban en nuestra redacción, tutoreaba a una de ellas, como es habitual me tomé muy en serio mi responsabilidad profesional, parecía que todo iba muy bien, pero no fue así.
Al regreso de uno de los lugares a los que fuimos a trabajar, le orienté que debía de hacer con la información, yo la abordaría de otra manera, al siguiente día mi entrega ya estaba en redacción pero aún no podía disponer de la suya,no me gusta la morosidad y percibí poca disposición, así que le "saqué el pie".
Lo hice porque recuerdo que en mis años de estudiante llegaba a la redacción del periódico ¡Ahora! de mi querido Holguín y realmente iba con el ánimo de comerme el mundo y no entiendo que para alguien que empieza en un oficio que lleva tanta pasión(al menos eso creo),no haya premura por el acto de redactar, esperé que mi distanciamiento le hiciera reaccionar, pero no y lo que creí implementar como "cura de caballo" se tomó como manifestación de mi antipatía, así que la relación se enfrió.
Normalmente no pospongo la solución de problemas, pero quería que tuviese un curso natural y esperaba no tener que recurrir a la crudeza de mi diálogo, pero el tiempo se esfumó y el día en que debía entregarle su evaluación, supe que de nada serviría sin una conversación esclarecedora, fui de las estudiantes a la que poco o nada importaban los sobresalientes o premios mientras tuviese lo suficiente para seguir adelante, sólo distinguía las asignaturas de la especialidad.
Me duelen sus lágrimas de expectativas frustradas, por la nimiedad de no haberla incluido en el crédito del reportaje que había hecho, por demás sin ninguna trascendencia una de esos actos rutinarios que implica la labor diaria, quisiera creer que entendió que le hablé como lo hubiera hecho con cualquiera de mis hijas, que no pretendo ser simpática (hace mucho eso dejó de ser una pretensión) pero ojalá y este desacierto fruto de la incomunicación, sirva para despertarle las ansias de un espacio propio dentro del mundo del periodismo.
Traté de hacerla entender que esta profesión no es sólo una elección de empleo sino una decisión de vida, porque se es periodista con un hijo enfermo en los brazos o en un cabaret, que en cada instante lo que sucede alrededor puede ser fuente de trabajo, creo que en el amor que siento por esta profesión influyó de modo determinante el esfuerzo personal y familiar que significó estudiar en los años en que tocó fondo la economía de este país, cuando estaba en una residencia sin confort, a más de 200 kilómetros de mi casa y en momentos en que muchos tiraron la toalla y optaron por le no hacer nada, ya que el futuro no era promisorio ni mucho menos,mi título se llevó hasta un poco de mi salud, como sucedió con miles de los que nos graduamos en esos años.
Soy una "guerrerista" me gusta luchar por mis cosas, creo que se valoran más las cosas obtenidas a fuer de sacrificio, creí que dejarla libre del paternalismo de una tutoría la haría rebelarse, entiéndase que mi tesis final estaba dedicada "a los que me ayudaron y a los que no porque nada como sus negativas me incentivaba", pero todas las personas no somos iguales, desde mi experiencia como adulta debí de haber actuado de otra manera, estos días me han dejado un sinsabor de frustración que pienso aún mayor en ella, sólo me queda el consuelo que aunque tarde le dije lo que pensaba y la esperanza de que no haya sido inútil.

9 comentarios:

Joselu dijo...

Es posible que ahora no lo haya entendido. Las palabras no edulcoradas puede ser que desanimen a los que no estén muy animados. Como dices, la profesión de periodista requiere de mucha pasión y entrega incondicional. Puede ser que con el tiempo recuerde estos comentarios y esta conversación contigo como el inicio de su verdadera carrera de periodismo. O si no, es que tal vez no sea su auténtica vocación. Es difícil saber acertar con el tono. Las jóvenes generaciones necesitan sobre todo del estímulo positivo, no sé si porque son más frágiles, y no toleran la crítica y la firmeza.
Un cordial saludo.

Yolanda Molina Pérez dijo...

Joselu, tengo la esperanza de qu el mal no sea irremediable, en el futuro seré más cuidadosa, porque pronto serán más los que estaremos tutoreando, trataré de no repetir errores, un abrazo

teonica dijo...

Me encanta que seas una Cubana la de este blog, sin importar su forma de pensar, viva la libertad!!! me gusta mucho: Silvio Rodriguez (El Elegido)

Harold Santana Gaínza dijo...

Yolanda:

También me ha tocado de cerca esta triste realidad lo de los estidiantes desinteresados y abúlicos; lo mismo practicantes en radio y TV, que como alumnos en el aula. ¿Será que las motivaciones por el periodismo de generaciones como la suya y la mía van quedando en el olvido?

Tendremos que sentarnos, más allá de la abulia del Pensador de Rodin a buscar soluciones y gente que decida acercarse el periodismo como una decisión de vida, esa de ser periodista o comunicador mediático para siempre y en todas circunstancias... "hasta en un cabaret".

¡Qué surjan nuevos Guerreros motivados por la luz de la pluma, de las cámaras y del micrófono!.

Saludos,

Harold Santana

Yolanda Molina Pérez dijo...

Harold, qusiera creer que esta falta de pasión está sólo en el periodismo, pero me temo que no, aunque sea la que veamos más de cerca, pero es algo que el sistema de educación aún no ha resuelto y es una adecuada orientación profesional, la familia lleva lo suyo y apenas se limita a preguntar ¿qué quieres estudiar?, yo me hice periodista por azar y después de estar allí resultó que "había acertado", pero ¿y si no hubiese sido así?, es uan decisión muy importante para encauzarla con pragmatismo, esperemos que a todos esos profesionales que les falta pasión al menos les sobre el talento para compensarlo, pero lo dudo, saludos

Anónimo dijo...

Yola, genio y figura... Magnífico comentario. Si fueras pintora -lo eres con las palabras- podrías titularlo Autorretrato jajajaja. Lo digo en lo tocante al boceto que haces de tu personalidad, que creo conocer bastante desde aquellos tiempos difíciles de la universidad. Yo llevo muuuuuchos años enfrentando tu mismo problema. Me he hecho cargo de estudiantes que jamás se han leído un libro completo. Y eso, para un lector voraz e incorregible como yo, es un pecado capital, excluyente, por demás, de esta profesión tuya y mía que tanto amamos. Estoy tan decepcionado que decidí no aceptar en calidad de tutor ni un estudiante de Periodismo más. Que les hagan perder el tiempo, la paciencia, la esperanza y los estribos a otros. Un abrazo. Juan

Yolanda Molina Pérez dijo...

Juan, Juan, los amigos son para darse apoyo, ¿no debiste de decirme que se me había ido la mano o al menos que no soy antipática,tal vez sólo... insoportable?
Bromas aparte, hace poco más de un año me pidieron que diera una conferencia sobre crónica a estudiantes de humanidades que estaban interesados en hacer un cambio de carrera para periodismo (ya el próximo año Pinar tendrá su facultad, como medida extraordinaria ante el éxodo de los graduados hacia La Habana)y se me ocurrió preguntarles sobre algunos títulos ¿cómo puede alguien aspirar a estudfiar periodismo y no haberse leído las crónicas de Martí, Lezama, Carpentier, García Márquez...?
Imagina que mi pretensión era suponiendo un conocimiento previo sobre este tema provocarlos con Chesterton!!!, alas caídas y a otra cosa, en fin creo que las pruebas de aptitud deben de recuperar el rigor de nuestros tiempos, aquellos en que la cultura general y las habilidades eran las que te franqueaban la puerta hacia la especialidad, si el promedio y los resultados docentes te ofrecían el respaldo.
Un abrazo, saludos a Iris y las nenas....

Lola dijo...

Bueno Yolanda, al leer este post pienso que si hubiera tenido cerca de mí, en mi juventud a una "Yolanda antipática" como tú, hubiera llegado a ser una gran periodista. Creo que es la carrera , con psicología, que mejor me hubiera ido. A lo mejor nos encontramos en otra vida y me ayudas pues ¡Tu vales mucho!!
Lola

Yolanda Molina Pérez dijo...

Lola realmente si de algo no puedo presumir es de tener dotes pedagógicas, me falta un don que no recibí y he tratado de adquirir, pero en vano lo intento: la paciencia.
Por si las dudas que es mejor no fiarse en lo que crea que pueda ayudarla ahora dígalo, que dicen que segundas partes nunca fueron buenas con excepción de El Padrino, así que mejor ahora y gracias por los elogios, saludos