miércoles, 8 de abril de 2009

Los avisos de Jorge y Pepita.

Tal vez debería de hablar primero de Pepita, por aquello de limón limonero..., pero Jorge es un viejo conocido y le daré la prioridad.
Sin importar la temperatura, siempre lleva un abrigo de capucha rojo, que generalmente cuelga sobre su espalda aunque a veces alguien se empeñe en cubrirle con ella su gran cabeza, Jorge es de un color carmelita oscuro, como de chocolate fuerte, se pliega a los deseos de otros y lo mismo es un niño obediente, que paciente de aprendices de medicina, o se acomoda bajo la cabeza de alguien que prefiere la comodidad de ver la televisión acostado en el sofá o en el piso.
Jorge no pide nada y recibe de todo: cenas suculentas elaboradas a capricho de las cocineras, medicamentos, castigos, paseos, horarios de sueño, exceso de atención y también olvido.
Los deseos y necesidades de Jorge son las de quienes le rodean, se deja acunar como bebé o se queda arrinconado en cualquier sitio sin que se note su presencia, no pocas veces su eterno abrigo se llena de las manchas de grasa de alimentos que comieron a su lado, o en una caricia le dejan restos de suciedad traídos de otra parte.
Jorge sale poco y cuando lo hace lo miran con atención, especialmente los niños le dedican miradas de seguimiento a él no se le niega nada, y las niñas de la casa lo saben, cuando María Fernanda tenía poco más de un año había comido más chicharrones de los recomendables para una niña de su edad y al decirle que no se le permitirían más, regresó con Jorge de la mano y pidió en su nombre, todos sabíamos que los comería ella, ¿pero cómo negárselos?
Jorge tiene muchos amigos, algunos ya estaban cuando el llegó, a otros los ha recibido él mismo: Mauricio, Liliet, Ariel, Pandi… pero ninguno se le compara, acapara afectos y preferencias, su reinado está siendo amenazado.

Mujeres, siempre mujeres diría si fuese capaz de hacerlo…

Pepita con su piel blanca como el algodón, cabellos rubios y rizados, ojos verdes eternamente abiertos, le ha robado espacios antes únicos es cierto que otras veces ha sido despojado, pero no sé porque presiento que esta vez no será transitorio como otras tantas... se me insiste en celebrarle un cumpleaños.
Pepita al igual que él tiene a su favor que simboliza un afecto, es una expresión material del amor de alguien que encontró en esos cuerpos la manera de dar un pedazo de sí, para ocupar espacios normalmente vacíos.
Jorge lleva más de tres años entre nosotros, Pepita apenas poco más de una semana, si fuese a ser efímera ya hubiera perdido la frescura de la novedad, lo sé por experiencia, creo que tendrán que compartir su reino.
Jorge es un hermoso chimpancé de peluche que es por mucho el juguete preferido de India, Pepita una muñeca de trapo que ha conquistado a María Fernanda y robado un poco de preferencia en la propietaria de Jorge, son también un poco mis hijos pues tengo que recogerlos cuando quedan olvidados, velar por su higiene, tenerlos a mano a la hora del sueño para que compartan las almohadas y atender a sus deseos cuando los juegos me involucran.

Jorge y Pepita forman parte de la familia y de su historia, están en fotos, vídeos, anécdotas…Cuando aún María Fernanda era bebé teníamos una cuna pequeña que movíamos por la casa de acuerdo a las urgencias domésticas para tenerla a la vista, un amigo frecuente llegó una vez, con una mirada de soslayo miró hacia la cunita y la vio sin sábanas sólo el colchón y creyó que la niña dormía allí, hasta que India irrumpió a buscar su preciada carga y sólo después de que vio que era un muñeco nos confesó que le había asombrado ver a la “niña” acostada así, otra vez Jorge había sido abandonado a orillas de la cama y estaba en esas posiciones en que por pura física no se caen los cuerpos, y alguien que llegó dio un grito de alarma porque la niña se nos caía de la cama.
Jorge y Pepita también me permiten saber la manera en que soy vista por mis hijas, les hablan con las frases y modos en que me dirijo a ellas, son como mi espejo y a veces quisiera dotarlos del don de la palabra porque sé que conocen más sus sueños, de lo que yo misma puedo saber o adivinar.
Jorge y Pepita fueron regalados a mis hijas y ellas encuentran en esos juguetes la manera de estar cerca de personas a las que quieren y ven sólo
una vez al año, Jorge y Pepita son más que juguetes, cobran vida de acuerdo a sus antojos.
Tuve muchos juguetes aunque no fui de muchos juegos, y aunque recuerdo detalles de ellos no existió un vínculo así, Mauricio fue mi almohada, no mi amigo.
Lo que más me gratifica del amor de mis niñas por ellos es que no prefieren a algunos sofisticados, hermosos y artificiosos, aman a estos sencillos, regalados por personas muy queridas por ellas, y yo una madre vanidosa y pretenciosa con todo lo que tenga que ver con el futuro de mi descendencia descifro tal vez sin razón, pero sí con mucho orgullo, una raíz de pureza en sus almas, en medio de un mundo con tanto desapego espiritual me dan ganas de gritar ¡ALELUYA! Y lo hago, ojala que no prematuramente.

3 comentarios:

Lola dijo...

Sí. Me ha gustado mucho tu tag sobre Jorge y Pepita. Hablas en él de amor, de mucho amor......
Me gustaría que entraras en mi blog http://boheme.zruspas.org
Soy una española de 75 años con muchas ganas de comunicarme y que escribe sobre sí misma y sobre otras cosas..... besos Lola

Yolanda Molina Pérez dijo...

Lola, he tratado infructuosamente de ver su blog, me dice que las entradas no están disponibles, ¿podría ofrecerme ayuda?, me encanta la idea de una mujer que a los 75 años vuelque su mundo en una blog, espero que podamos seguir en contacto, saludos Yolanda

Lola dijo...

Yolanda: Temo que hayas puesto www. en mi blog,pues si no no se que ha podido pasar para que no puedas entrar, no hay ningún problema técnico.
Lo repito por si acaso:
http://boheme.zruspas.org
Háblame de tú por favor. Me hablas de usted por mayor o por vuestro español que difiere un poco del de España? Espero ver un comentario tuyo en el blog. Yo entraré en el tuyo también y con mucho gusto. Un beso Lola