miércoles, 12 de agosto de 2009

Si se entera Fidel.

Sería difícil de precisar si la atracción emana de esa barba gris que le confiere un aire de anciano venerable, del magnetismo de la voz que atrapa entre cadencias, o tal vez de la gestualidad de unas manos grandes en las que se adivinan contenidos misterios indescifrables, lo más probable es que sea el conjunto; esa sumatoria subyugante cautiva a los niños cuando aún no entienden la magnitud de su simpatía, cuando aún no pueden adentrarse en conceptos, cinco letras van constituyendo un símbolo.
Un símbolo que no es una alegoría, es un ser concreto al cual aprenden a amar y respetar por imitación a sus adultos, por el tono de amistosa admiración implícito en la más común mención de su nombre, por el orgullo de pertenencia al decirle nuestro, por el beneplácito con que se acogen sus palabras y la buena voluntad de cambiar ritmos de marcha o hasta senderos para seguir una orientación o sugerencia suya.
Van los infantes teniendo sus propias experiencias y completando los espacios en blanco sumando retazos de historia, algo de lo que enseña la maestra, anécdotas de familiares, amigos, vecinos y hasta algún que otro cuento del gracejo popular…
Ya son menos niños, entienden de enfermedades, hambre, miseria; saben de guerras, muerte y dolor, aún no son capaces de discernir estrategias políticas, pero se ven al espejo sin trazas de desnutrición, escuchan su risa y la de sus amigos. Se les escapa la sonrisa cuando en la nitidez de una foto o una imagen extra fronteras reconocen el miedo, el dolor, la opresión; no necesitan perder, conocen de sus bienes el verdadero valor y saben que fue ese hombre mítico quien guió a sus abuelos sin denuedo hasta conquistarlos.
Dejan detrás la infancia y con mayor capacidad de discernimiento se apropian de una figura que deja de ser símbolo, para ser líder, se acerca a la dimensión de lo cotidiano, acortando distancias tira a un lado protocolo y llega con la delicadeza del padre que no pretende arrebatarnos la libertad mientras nos acerca a la mejor senda para encontrar el camino hacia un futuro de hombres de bien.
Así hemos crecido varias generaciones de cubanos heredando de nuestros padres y abuelos el amor por un hombre que nos identifica como nación y nos engrandece como pueblo, queriendo a un Fidel, que no necesita de grados de Comandante para dirigir a un ejército, le basta la autoridad de una vida ejemplar, un verbo esclarecedor y la voluntad conquistada al precio del esfuerzo propio entregado en aras de un ideal de justicia, paz y solidaridad.
Un estratega que nos ha guiado hacia la victoria y cuya mayor riqueza es la certidumbre de un pueblo que no duda de su entereza y ante lo mal hecho esgrime como conjuro una sencilla frase que encierra toda la confianza posible en el mundo “si se entera Fidel…”
Por esta vez no le enteremos de otra cosa que de los votos de buena salud y total recuperación, hagámonos cargo de regalarle la felicidad de ser mejores hijos de esta tierra y dignos receptores del legado de hombradía que ha tejido desde su juventud.
A sus 80 años entreguémosle la certitud acendrada del futuro, la alegría de la infancia, las esperanzas de la juventud, la perseverancia de la madurez y la fuerza interminable de un pueblo unido que seguirá por siempre la ruta que nos va marcando.
Felicidades Fidel, Comandante en Jefe, “el Fifo”, “el jefe”, Castro, “la barba”…o como quiera que podamos llamarlo hombres y mujeres de esta isla o cualquier otra latitud del planeta, somos muchos quienes creemos en su obra, su palabra y lo invocamos con ternura filial para hoy de cuerpo o alma presente celebrar este cumpleaños, Felicidades con un abrazo apretado de pueblo que espera ansioso volver a verlo de nuevo en la línea de la vanguardia.

NOTA: Pocos días antes del 80 cumpleaños de Fidel los cubanos conocimos su enfermedad, para la ocasión a pedido de mi redacción escribí esta crónica...

2 comentarios:

Animal de Fondo dijo...

Yolanda, estoy en el monte como te dije y me gustó mucho el artículo. ¡Ojalá por aquí tuviéramos un FIdel! Un abrazo

Yolanda Molina Pérez dijo...

Francisco Gracias y espero que disfrutes de tus vacaciones, el martes me escapo con mi familia y la planeamos en grande, un abrazo.