viernes, 3 de diciembre de 2010

Regreso.

Estoy en casa, llegué el martes al mediodía, pero realmente esto ha sido un caos, mi esposo aprovechó nuestra ausencia para adelantar obras constructivas, y a pesar de todas las promesas de los albañiles de que estarían concluidas antes de nuestro regreso lo cierto es que llegamos en plena faena y las labores domésticas, el cansancio del viaje y compromisos de trabajo muy pegados a mi retorno, han dado el saldo de una mujer exhausta, apenas hasta hoy he podido convertir este albergue cañero en mi hogar, mis manos están doloridas y la piel reseca de tanto detergente, cepillo y blanqueador, lo cierto es que de a poco vamos teniendo la casa que deseamos, aunque estamos lejos de concluirla, pero ya va tomando la forma planificada.
Dos o tres detalles serán ejecutados antes del fin de año y nos tomaremos unas semanas de descanso, los días festivos no son para estos ajetreos y menos si como nosotros celebramos con cualquier pretexto, por demás en enero tenemos dos cumpleaños en casa y esperamos que las arcas vuelvan a ser tales para adelantar a mejor ritmo. así que habrá receso constructivo.



Esta vez mi estancia en Holguín y Bayamo han tenido el triste matiz de ver a mi abuela en un mal estado de salud, creo que esta si ha sido mi última oportunidad de verla con vida, y no es pesimismo, sólo la realidad de su gastado cuerpo que el próximo día 18 cumple 88 años y lo aquejan dolencias cardíacas y otros males asociados que hacen difícil pensar en un buen pronóstico, quisiera pensar que me equivoco y que volveré a brindarle los cuidados que ahora ella requiere y tantas veces me dio en mi infancia, daría cualquier cosa por iluminarle el rostro con una sonrisa y que diese cumplimiento al pedido de mi hija menor que desde sus cinco años percibió la cercanía de la muerte y de buenas a primeras se le paró delante y le dijo: "abuelita tú no te puedes morir, porque mi mamá me trae a verte una vez al año, pero cuando yo sea grande te prometo que voy a venir muchas veces".
Sólo los niños pueden comportarse con una crueldad tal y conmovernos, mi abuela narró la anécdota una y otra vez, estaba orgullosa de esta perpicaz bisnieta, la menor de su prole, tan lejana en espacio y cercana en afecto, antes he dicho que creo que una de las cosas que he hecho bien en mi vida ha sido fomentar en mis hijas el amor por esa familia que no ven a diario, pero a la cual nos unen fuertes lazos afectivos.

Mis hijas y sus tías, focos generadores de "malacrianzas"...

De cualquier forma estar cerca de los míos siempre resulta gratificante, aunque debo confesar y no sin dolor que esta vez comprendí, después de ocho años viviendo en Pinar del Río, que soy más de lo que pensaba de esta tierra, me siento ajena en aquellas calles y aunque no faltan auténticos abrazos preñados de nostalgia, sentía la necesidad acuciante de mi casa, mi espacio en vueltabajo y hasta a mí me cuesta mucho asimilarlo, creo que sólo mi esposo esperaba que de un momento a otro sucediera, María Fernanda por primera vez exigía el regreso y a India sigue pareciéndole poco todo el tiempo que permanezca en oriente.



No faltaron los paseos de siempre, los festejos en familia, que nos bastamos para una fiesta en casa, esta vez traje pocas fotos pues increíblemente no llevé cámara, lo lamenté pero ya era tarde...
Traigo dentro un montón de imágenes evocadas desde la carretera, ideas de cosas por escribir, un sentimiento encontrado entre la añoranza perpetua de mi pasado y el presente que me atrapa, los apegos del espíritu a mi terruño, y los nuevos hilos que ni siquiera sentí anudarse.

8 comentarios:

Lola dijo...

Se te ve muy unida a tu familia y eso te honra y mucho, a mi me pasa lo mismo y estoy orgullosa de ello aunque no me quede ya nadie por atrás.
Tus hijas impresionantes... muy mayores.
Espero que termines tus obras y descanses y te mando un fuerte abrazo. Lola

El sitio de Iris dijo...

Hola, Yolanda, qué bueno que estés de vuelta. A mí me pasa exactamente lo mismo cuando voy a Pilón, donde vive casi toda mi familia de origen. Me siento muy bien allá, recibimos tanto afecto, mis hijas se adaptan tan bien como si vieran a cada pariente todos los días, pero llega ese momento en que necesitamos regresar al hogar que hemos creado y que, como en tu caso, es una tierra donde no nacimos ya nos integramos y nos sentimos parte. Me alegra mucho poder leerte. Un beso

Yolanda Molina Pérez dijo...

Lola, cuando decidí venir a vivir a Pinar del Río, muchos de los más cercanos dijeron que no podría soportarlo por conocer la fuerza de esos lazos filiales, en especial con mi papá y mi hermana, no ha sido fácil, mis cuentas telefónicas son como para olvidar y hay días en que la nostalgia es lo único que me sostiene, esta distancia implica una gran carencia, sin embargo hemos encontrado la manera de salvarla y de mantener intacto el afecto y la comunicación, me preocupo y ocupo de toda mi familia afectiva y económicamente, , así como en su momento mis padres volaron, debía de hacerlo, esta separación también me ha hecho fuerte e independiente en proporciones inimaginables, aunque no pocas veces solo quiera ser la niña pequeña de casa que siempre fui, no importa si las personas están atrás o delante, lo importante es saberlas ahí, y m eimagino que afectos no deben faltarte, porque hasta los que no te conocemos somos capaces de quererte, un beso.

Yolanda Molina Pérez dijo...

Iris, espero que puedas estar cerca de los tuyos con mayor frecuencia que yo, la distancia es menor, poprque para nosotras es un gran baño de energía, creo que los niños perciben como nadie el cariño y eso los hace sentirse a gusto, mi hija mayor nació allá y lo que más me asusta de la decisión que en unmoemnto tomé es que tal vez nunca me perdone haberla traído a Pinar del Río y temo cada día que cuando pueda decidir sin necesitar mi consentimiento sólo vea su espalda, el miedo es mayor porque no faltan brazos abiertos esperándola, espero que sus raíces también encuentren asideros en esta tierra. Besos para ti y las nenas, un abrazo a Juan...

Maykel dijo...

Quiero que vuelvas a escribir. ¿Cuándo será?

Maykel dijo...

¿Cuándo volverás a escribir?

Yolanda Molina Pérez dijo...

Maykel, espero que pronto. Un abrazo.

Rogelio Córdova dijo...

Hola Yolanda. Espero que te encuentres bien, junto a tu familia. Son más pesares en la vida que los momentos de felicidad. Pasamos por ésta para expiar nuestras almas, y así, poder acercarnos más a Dios. Buscamos 'remedios' para tener una vida más llevaderas. Añoramos y deseamos más los momentos de felicidad. Al final, debemos cumplir, por lo menos tratar, sobre el por qué de este mundo terrenal. Es la misión. Siempre sé buena, sigue así e inculca pasión por el amor filial, de vecindad, de amistad y compañerismo estés dónde estés. Saludos....