martes, 11 de octubre de 2011

Pare la nobleza corazón de león.

A veces la dimensión heroica crea una barrera que nosotros los comunes mortales nos sentimos lejos de ese hombre o mujer, sobredimensionado por la entereza de sus actos o palabras, el héroe se nos vuelve impalpable y lejano, admirable, digno de encomio e imitación pero sólo como un sueño lejano al que no podemos aspirar, hoy el René humano entró a mi casa y a la de millones de cubanos que vimos emocionados el abrazo del padre que no se sacia del hambre de sus hijas.
El hombre tierno para con su esposa, dichoso de esas pequeñas nimiedades que por 13 años le están vedadas, la cabeza de sus nenas sobre su pecho, o recostada en el hombro, compartir una canción, poder reír con alegría y no sólo para serenar a un ser querido, respirar el mismo aire en un espacio abierto fuera de miradas supervisoras.
Duele verlos juntos y pensar en tantos cuentos que quedaron por hacer, tantos juegos que no llegaron a suceder, tanto momento importante del que queda el amargo sabor de la ausencia y se ha podido salvar el amor, pero el tiempo no se recupera y las palabras sólo tejen imágenes, no merece ninguna familia en el mundo esa separación y ahora se prolonga.
La libertad de René González, es un incentivo en la lucha que él mismo se ha puesto como compromiso primero hasta el día de su muerte, y a la vez un puente fortalecido por la ternura del padre, el esposo y el hijo que ahora vemos más allá de fotografías y testimonios, en el tono de voz emocionado, la mirada límpida y la sonrisa franca que sostiene no sólo la entereza del héroe, sino la sencillez del hombre que se creció ante la adversidad, porque la nobleza de alma le parió coraje de león.

1 comentario:

Animal de Fondo dijo...

Querida Yolanda, pude ver el video y me parece imposible no emocionarse al observar su temple. Creo que su testimonio y sus palabras podrán hacernos mucho bien a todos.
Un abrazo!