viernes, 14 de diciembre de 2007

Regalo de Navidad

Diciembre es un mes de regalos, y hoy recibí el mejor que voy a tener en muchos diciembres, he rencontrado a una amiga, de las reales, con las que compartes el dinero de bolsillo, los problemas familiares, la noche de discoteca, los estudios, la última decepción y el próximo sueño, después de más de una década de aislamiento me sentí como náufraga que recibe una botella con un mensaje, sólo que este venía por email, espero no perder el hilo nunca más y reanudar nuestros lazos más allá de la cercanía en la que solíamos estar.
Por años ha sido tema de conversación con amigos, familiares y nuevos conocidos, la he extrañado en muchos momentos, pero nunca quise tanto estar a su lado como cuando supe el fallecimiento de su padre, alguien a quien mucho admiré, por eso América te doy la bienvenida a mi vida una vez más y dejo en esta página un texto nunca publicado y que escribí cuando supe su muerte, sin pretensiones literarias o periodísticas apenas como un íntimo homenaje por el hombre que fue.

La muerte es una jodida perra rabiosa, que se muere de envidia de todos aquellos que viven sin temerle, no sé cuál fue el día exacto pero hace poco según supe atacó a una de esas personas que la desafiaba desde la plenitud de su inteligencia, hoy supe que había muerto Guillermo Vidal.
Para los seguidores de la Literatura Cubana, ese nombre los remite a un narrador tunero con varios premios nacionales e internacionales, uno de los más publicados entre los que se atrevió a desafiar el fatalismo geográfico y se quedó en su aldea, sin dejarse convencer por los faroles de ciudad.
Sin embargo aunque leerlo me produjo en su momento varias horas de placer, Guillermo no es para mí un escritor, es el padre de América mi amiga de los años de universidad y que ahora ni siquiera sé con exactitud dónde ni cómo está, no sé si podría estar a su lado, con cuánta frecuencia lo había visto en los últimos años, no sé nada y sin embargo por distantes que hayan estado ambos de mi en el tiempo, no puedo evitar esta pena, sé que lo amaba con la devoción que sólo podemos las hijas mimadas de de hombres excepcionales.
Guillermo es y seguirá siendo el padre de historias, muchas de ellas incontables fuera del marco de un cuarto universitario en el que nos empeñábamos en sembrar pedazos de nuestras familias para combatir la separación del seno doméstico.
Será por siempre el profesor que llegó a casa presumiendo de haber captado la atención del auditorio y de repente descubrió que tenía medias de diferente color y perdió la alegría ante la duda de si las miradas compararían tejidos o atraparían su erudición, el niño que casi muere de alegría cuando su novela Matarile fue expuesta junto a las obras de Eliseo Diego en una Feria Internacional del Libro en La Habana, el mentor a través del cual leí textos casi imposibles de conseguir de Mario Vargas Llosa, Lezama y Onetti, quien me privó de la penitencia que cada cierto tiempo me imponía de tratar de “entrarle” a un clásico de la literatura cubana con un argumento demoledor “que otros digan que es bueno ni siquiera quiere decir que ellos se lo hayan leído, menos que tú tengas que hacerlo”.
El hombre meticuloso,epiléptico, desgarbado, luchador contra las arbitrariedades, ocurrente, dueño de un gato que llamaba como al abuelo de su hijo menor, inteligente, desafiante, productivo y compulsivo en el acto de la creación, muchas de sus páginas las conocí primero como anécdotas y luego como textos.
La última vez que lo vi asistía a Holguín como jurado de un concurso literario y lo entrevisté para un programa de TV, corrí el terrible riesgo de hacerlo en vivo con un hombre que como él podía dejarme fuera del ruedo con una palabra, hablamos de sus seres queridos, de los míos, de su obra, de la vida, de los proyectos…
No recuerdo nunca haberlo oído hablar de la muerte y sin embargo está le cobró muy caro la omisión suya en sus parlamentos, habrá premios, concursos que seguro llevarán su nombre y será una dulce ironía que los mismos que le llenaron el camino de zancadillas, se sienten a prodigar charlas y conferencias sobre su vida y obra, esa será sin dudas su postrera broma.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegra saber el reencuentro con tu amiga del alma.....y solo puedo decir , que dure por siempre....Salud! por las dos.

María José

Lily Lara dijo...

Seguramente está al lado de Dios escribiendo el 11 mandamiento, que en paz descanse, un gran hombre por lo que cuentas.
Y me alegro que te reencontraras con tu amiga de tantos años.

Un abrazo grande.

Anónimo dijo...

http://abusoviolenciadomestica.blogspot.com/

hice un nuevo posteo...velo...por favor

María José