lunes, 4 de mayo de 2009

Amores difíciles.

¿Quién no ha escuchado decir que los amores con obstáculos son los que inspiran mayor pasión? Esa es una verdad asumida por todos, lo que cambia es la naturaleza de la barrera a saltar y ella puede definir la intensidad de la exaltación.
Se dice amor y enseguida pensamos en la relación de pareja y sí, es la forma más común de emplear la palabra, sin embargo hay otras maneras de amar.
Al amor se le confieren “poderes”, se asegura que bajo ese influjo hay partes del cuerpo, especialmente el femenino que logran un poder de tracción superior al de algunos motores potentes, otros dan testimonio de ceguera temporal o parcial, también atribuida a él, control de los apetitos y según una popular canción infantil hasta transformista, porque “…a las cosas que son feas ponles un poco de amor y…”
Pero a veces no basta con el amor, porque aunque quieras no te “enfermas” lo suficiente, antes solían decir a quienes obligaban a casarse: el amor nace del roce, la convivencia trae el cariño y… llevo seis años intentando en medio de la cotidianidad que florezca esa pasión deseada, justo es reconocer que existe un afecto, pero no es o no ha sido suficiente para trastocar los defectos en virtudes o llegar a amar estos sin reservas, esa es la realidad de mi relación con la ciudad Pinar del Río.
Casi que me son entrañables algunos sitios: el vertimiento de aguas albañales a pocos metros del semi internado Isidro de Armas, no por querido menos fétido;

el vertedero ubicado en la intersección de las calles Delicias y Rosario, inmenso, único, mutable, a veces crece otras se consume, pero siempre encuentra la “energía” imprescindible para renacer; y sin embargo tiene que luchar por su supremacía, porque tiene rivales.
Uno de los oponentes de mayor fuerza gana terreno en el parqueo de nuestro periódico, con altibajos en su magnitud, pero preservando el “aroma” que deja sentado que esa zona no es para autos, YO DON VERTEDERO, domino la región.
Hay otras cosas de la ciudad Pinar del Río que me esfuerzo en amar, los perros callejeros de aspecto deprimente, las aceras llenas de heces fecales en medio de un paseo matutino, los revendedores de portales enquistados en la calle Martí…
No llegué prejuiciada, pensé que en pocos días o meses habría un sólido vínculo entre esta ciudad y yo, un quinquenio después, me une a ella más el raciocinio, el llamado consciente de que le pertenezco que un afecto natural, espontáneo; aún así la quiero y quisiera verla bella, limpia, amada, respetada…

No existe otra barrera para querer a esta ciudad que la misma puesta por sus habitantes, que la denigran con la violación de las normas establecidas para su cuidado, los vertederos y la suciedad crece al abrigo y ante la mirada de muchos.
Recordemos que más allá de la belleza, el amor, la higiene además de ser un atractivo es un requerimiento para la salud y algunos de estos sitios llevan años constituyendo focos de vectores, quienes tienen que eliminarlos, es tiempo de que lo hagan…

7 comentarios:

Joselu dijo...

Te entiendo, me gusta que el sitio donde vivo sea respetado y cuidado con esmero por las personas que viven allí. Me molesta que se tiren papeles u objetos al suelo. Mis hijas están educadas para que no lo hagan en ningún caso, pero hay muchas personas que son muy cuidadosas en todo lo que se refiere a su propia casa pero son despreciativos y sucios en lo relativo a la dimensión colectiva, la de todos. No lo entiendo. ¿Qué hacen las autoridades? Pensaba que en Cuba había un fuerte mentalidad colectiva. Un abrazo.

Maykel dijo...

Todo lo que dices de Pinar vale para Sagua y para otras ciudades. Hay que ganar en respeto por nosotros mismos, creo yo. Lo mismo que en el siglo XIX, hay que asociar primero la idea de patria con la polis, sin que ese apego implique ceguera y regionalismo desmedido. Ultimamente por aca se ha ganado algo con el arreglo de algunos parques. La ciudad se ha postulado para Monumento Nacional y todos hacemos votos, sin embargo, queda mucho por hacer.
No tengo una idea clara del aspecto de Pinar del Rio, pero me consta que tiene sus bellezas, su eclecticismo sinuoso...

Tambien sucede, aunque no lo confieses, que echas de menos el Oriente, holguinera.

Yolanda Molina Pérez dijo...

Joselu, comparto tu visión y también he fomentado esa formación en mis hijas, la mayor vino a esta ciudad con cuatro años, y caminaba cuadras con un papel en las manos ante la ausencia de cestos o contenedores en los cuales deshacerse de su carga...
Por suerte ahora hay más de estos indispensables receptores de basura, pero los habitantes de esta ciudad se acostumbraron a la indolencia de dejarlo caer y a veces lo hacen a solo centímetros de uno de ellos, los cubanos velamos por la instrucción pero hemos perdido mucho de la educación, existen legislaciones a tal efecto, pero no he visto aún a un policía multar a alguien por echar un papel o afear el ornato público, en cuanto a la mentalidad colectiva del cubano, como antes he dicho somos humanos, fruto de la imperfección y deseo con fervor que podamos sentir en gran escala un sentido de pertenencia mayor por todo aquello que es colectivo.
Esta indolencia es también resultado de la crisis económica de los años 90, cuando faltaba lo esencial y estas cosas pasaron a un segundo plano, lo que no lo justifica y mucho menos avala que perdure con intención de permanencia, un abrazo

Yolanda Molina Pérez dijo...

Maykel, dicho al final, parece casi como un insulto, una ofensa quedada para el martillazo del cierre, pero yo lo asumo y digo: y a mucha honra, que esa ciudad no me dio cuna, pero si alma y puede presumir de su pulcritud y de sus encantos, la añoro y de que manera, entre nos, muy entre nos las Romerías de Mayo me destapan una caja de nostalgias.
Pinar tiene sus encantos según mi percepción de mayor alcance los paisajísticos que los urbanos, la ciudad no fue bautizada como la Cenicienta de Cuba por puro antojo, algunas edificaciones en la ciudad han sido remozadas, pero falta armonía en los conjuntos, el orgullo de los pinareños por lo que salvan ¿te imaginas que a sólo días de reinaugurado el Teatro Milanés tras casi dos décadas de clausura había marcas de pies en su fachada? Y esa institución tiene según les oigo decir un valor simbólico, he sido en apenas seis años testigo de remozamientos y de su pérdida, pero más allá de los años que acusan y causan el deterioro, me incomoda la indisciplina social y la indulgencia ante ella, percibo en los sagueros un orgullo por su terruño, así que espero preserven lo que conquisten y suma mi voto para el título de monumento, cualquier pedazo de esta isla que se salve me hace feliz, aunque nunca haya puesto mis ojos sobre ella,más allá de las hermosas fotos que ofrecen sus honrados hijos, un abrazo

Maykel dijo...

No, no es un insulto, ni martillazo en el dedo; nada de eso. Ni pensarlo. En todo caso, sera un guiño. Conozco muchos amantes de Holguin y entiendo tu inconfesada nostalgia...

(Ojala Sagua y Pinar se salven)

Otro abrazo...

Yolanda Molina Pérez dijo...

Maykel, lo de insulto o martillazo lo dije en broma, una vez más mi negra perspectiva en la materia no me hace comprensible, también guiñaba, para aquellos centro-occidentales que consideran el proceder de oriente como un estigma y se olvidan de que hay buenos y malos cubanos de un extremo a otro de la isla...
Esperemso que Sagua y Pinar se salven y otras más con ellas...
Un abrazo

chuchi dijo...

Amigos lectores, es triste ver como esisten personas que no aman a su ciudad. Lo digo por los Moenses, en Holguin. Encambio, les dire, tienen que ir a Bayamo, y veran que ciudad mas limpia. Bayamo se ha ganado el calificativo de La Ciudad Más Limpia de Cuba. En mi Blog, hablo algunas cosas de estas dos ciudades. Pero en realidad me asombra que Pinar del Rio, este tan sucio, que pena por ellos.