lunes, 22 de junio de 2009

Uno contra todos.

El papel de los individuos en la sociedad no debe ser menospreciado, cada persona que no se sienta parte de la colectividad y que no contribuya a ella es un pesado fardo que llevar, hay algunos a quienes se hace difícil no creer el goce personal que deben sentir al erigirse como barreras infranqueables para el buen desempeño de la vida en colectivo.
Son seres que pueden estar a cualquier nivel o escala social, desde un puesto insignificante o desde uno de poder, pero el: NO, pegado a sus labios y repetido hasta el cansancio los vuelve en genuinos "puentes rotos", lo lastimoso del caso es que de cada lado se aglomeran personas que se ven imposibilitadas de transitar.
Estos "nihilistas", obran a veces sin conciencia de que su inoperancia tiene un alcance más allá de las cuatro paredes del recinto en el cual trabajan, el empleado que deja insatisfecho a un usuario, crea a un ciudadano inconforme, el "jefe" que desde su posición de poder cierra una puerta hace otro tanto, y por el puesto en el que se encuentra tiene mayor trascendencia.
No solemos culpar a personas de nuestros malestares o dificultades, la culpa recae sobre algo más grande y que por paternalista hace mucho acoge en su seno cosas que no le corresponde, esa es la Revolución.
Son muchas las causas que propician situaciones como estas, entre las más comunes se encuentra la ineptitud, el desconocimiento, la egolatría, la falta de exigencia y de control, otras veces no sólo la ignorancia y el descuido obran tras estas actitudes y hay verdadera mala intención, tratando de preservarse a sí mismos en sus “cargos” y los beneficios que de ellos se derivan, viven desligados de su función social y esta es sólo una recurrencia en su verborrea para ofrecer discursos que a la par resultan escudos protectores y preservadores de su modus operandi.
El desconocimiento de lo legislado y la creación de “leyes manigüeras” amparan tales conductas, para un trámite mínimo te envuelve la burocracia y por horas, días semanas, meses y hasta años gana cuerpo la desesperanza entre cuños, sellos, firmas, aprobaciones, excusas, informalidades y corrupción.
Pero estas personas no viven en urna de cristal, ni están amparados por otra patente de corso que su propia desfachatez y componendas que sean capaces de formar, increíble que esto sucede y que ahí, justo al lado se encuentra un núcleo del Partido, una sección sindical, un comité de base de la UJC, una asociación de profesionales, una comisión de ética, un consejo de dirección, un aparato económico, todos dotados de facultad y responsabilidad para la denuncia y el enfrentamiento.
Parece ridículo a 50 años de Revolución tener que enfatizar en el valor de la propiedad social, y alertar sobre el riesgo del silencio ante lo mal hecho, pero es así y esas personas que se dejan actuar a su antojo, como “potencias fuera de ley”, afectan también a los que se creen estar bajo su égida.
Hay muchas maneras de impedir el desarrollo social y económico de un país, descubrirlas y destruirlas es algo en lo que debemos de unirnos todos los que optemos por la esperanza de un futuro mejor para nuestros hijos, la riqueza que se forje hoy será sustento mañana.
No es letra muerta aquella que reza que la unidad es pilar de fortaleza, dejar que esos entes aislados casasola ganen preponderancia y continúen con la edificación de sus barreras es un acto de irresponsabilidad suprema y siempre hay un ojo que los ve, faltan los dedos que los señalen y quitarlos definitivamente del camino.

3 comentarios:

Animal de Fondo dijo...

Querida Yolanda, es una gran verdad lo que dices, y muchas veces me he desesperado frente a esas conductas. Y si se pusiera la mirada solamente en ellas se descorazonaría cualquiera. Estoy de acuerdo también contigo en que es vital extirpar todo esto, lo que sin duda es muy difícil.
Realmente en mis primeras estancias en Cuba yo ponía mucho énfasis en todo ésto, me dolía mucho. Fíjate que en mi segundo viaje llegué a meterme un par de días en un hotel dirigido por españoles con la intención de salir mentalmente de Cuba para descansar de las dudas que me atormentaban.
Sin embargo, lo que me hizo después mucho más resistente fue darme cuenta de los tremendos valores -en parte inconscientes- del pueblo cubano en sí. Sobre todo el contemplar, como ya he dicho muchas veces, la tremenda libertad interior de los seres humanos que habitan en Cuba me hizo, por una parte, ser más esperanzado, y por otra saber sobrellevar mejor los inconvenientes, tal como hacen los cubanos de a pie, buscando darle sus vueltas a la mesa para que no siga coja.
Como con dos pares de gafas, por uno se ve la imperfección; por otro la posibilidad. Ambas están deformadas porque son parciales. Pero vale la pena luchar sin descanso y apresurar en lo que podamos que ese segundo par coincida cuanto antes con la realidad.
Un abrazo

Yolanda Molina Pérez dijo...

Francisco, los cubanos de a pie padecemos en demasía de conocer la posibilidad y quedar prisioneros de la realidad, y en tiempos como los actuales hace mucho daño la creación de descontento sólo por la estudpidez y la desidia, si algo se debe de perfeccionar en Cuba es la elección de funcionarios y dirigentes, buscar más a especialistas en materias afines que confiar en los deseos, porque a fin de cuentas de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno y para rectorear cualquier actividad se precisa de un conocimiento de la materia y eso se descuida con tanta frecuencia que es un mal a superar, en medio de la crisis, espero que aflore el menos común de los sentidos. Un abrazo

chuchi dijo...

Esto sucede en todo el mundo. En la compañia que trabajo, tenemos un individuo, el cual no tiene ni un solo amigo, es bien duro decirlo pero es sierto. Se llama Philiph, le decimos Philiph not buddy friends ( Felipe amigo de nadie ), es imposible trabajar con el. ¿ Comó pueden haver personas que puedan vivir así.?