domingo, 12 de julio de 2009

Los extremos.


La foto que preside este post la recibí por correo gracias a un médico cubano de misión internacionalista en Angola, la alegría de los pequeños es porque llevan comida para casa, confieso públicamente mi terror a las ratas, en los años de Universidad las padecí bastante, no creo que por ese tiempo en algún lugar de esta isla se estuviese libre de ellas, el Período Especial tuvo un impacto nefasto en el control de vectores tanto por la carencia de productos como por el establecimiento de criaderos de cochinos en cualquier sitio, la no recogida de basura, en fin que pululaban por nuestras calles y viviendas, recuerdo esa etapa con verdadero pavor.
La toma de medidas extremas para la higiene en el consumo de los alimentos y el riesgo siempre latente de que algún roedor hubiese estado antes ahí.
En la beca tuvimos uno que vivía detrás del marco del espejo en el baño colectivo lo llamábamos "El Presumido" y antes de acercarnos a maquillarnos o peinarnos dábamos un golpe en el cristal y nos apartábamos para que se fuera y no pasar un susto.
Según me escribe Jose, el autor de la foto, ellos las llaman algo así como rata de campo y dejan de hacer cualquier cosa para salir a cazarlos, la impresión que me causó la foto es indescriptible aún cuando forme parte de una tradición culinaria local, imagino a mis hijas con unas ratas en las manos y me espanto, si las tengo que cocinar para dárselas no sé si sobreviva al instante...

Tampoco crea que pudiese resistir semejante carga sobre mi cuello, la convalecencia de sólo intentarlo sería larga, admiro a esas mujeres que viven ajenas a la parte luminosa del mundo que se regodea en tecnologías y sofisticación, padecen por ellas y su prole en proporciones intangibles, de maneras desconocidas e inimaginables ni tan siquiera para los que nos sensibilizamos con su miseria y abandono.
Y no valen las excusas de las idiosincrasias y arraigos culturales, la explotación, las enfermedades, el hambre de los países subdesarrollados y especialmente de África bien sabemos cómo se revirtió y revierte en la zona norte del planeta.
Este es el mundo lleno de extremos y contrastes ¿o tal vez incontrastable? en el que estamos viviendo, la segunda foto establece por sí sola el abismo sobre el cual caminamos, ¿lograremos como especie cruzarlo?
El planeta maltratado y mal repartido hace mucho dejó de ser noticia, aunque no deja de ser tema recurrente, lo que no veo, y menos en medio de esta crisis, es una verdadera intención de hacer un puente... que no digo camino que me parece mucho pedir.

3 comentarios:

Carlos M. Perez dijo...

Esa es una de las cosas que mas me han impactado siempre de este mundo que vivimos: los contrastes culturales, etnicos, sociales... En un pais multicultural como EE.UU, que a diario recibe miles de emigrados de todo el planeta, se aprecia en cada esquina. Me han contado de refugiados africanos que al llegar al primer mundo tienen que aprender, incluso, a usar el bano sanitario, por no decir ya las cocinas, etc.

Yolanda Molina Pérez dijo...

Carlos, ¿no recuerdas las anécdotas increíbles de los cubanos al conocer de ciertos "adelantos"? me refiero a las instalaciones hidraúlicas o eléctricas controladas por sensores, a las tarjetas magnéticas en cualquiera de sus usos, incluso hoy el celular constituye una "especulación"...
La diferencia entre unos y otros es grande y eso que no estamos en la punta más deshilachada de la cuerda...
Ya tengo al señor Molina en casa, el tema merece una entrada aparte...
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hi, guantanamera121212