jueves, 3 de mayo de 2012

Mi mundo en caos



“A la niña le dio un golpe un carro”… esas fueron las palabras que recuerdo haber escuchado cuando llegaron a  traer la a noticia de que India, mi bebé grande, mi nena “patilarga”, la tata de la casa,  había sido atropellada en la calle, eran las primeras horas del viernes seis de abril, salió  con una encomienda mía, en un mandado de rutina que cientos de veces había hecho.
Todavía hoy me resisto a conocer detalles de cómo y qué ocurrió no quiero saberlo, sólo sé que tuvo dos fracturas de cráneo, una transversal en el muslo derecho, tibia y peroné en el izquierdo, además de una quemadura por fricción de grado 1  en ese miembro, presentó una otorragia significativa por el oído izquierdo, y otros hematomas y contusiones de menor significado, mi nena permaneció por 12 días en estado de estupor, en condición crítica, precisó una operación ortopédica para la fractura de fémur, se somete a dolorosas curas por la quemadura, su cuerpo padece cada día y con él cada fibra de mi cuerpo…está en casa, mucho más recuperada, pero por dos meses continuará enfundada en un molesto traje de yeso que la cubre desde las costillas hasta los pies…

La inutilidad de las palabras.
Debieran estas líneas ser escritas por otra persona, pero a ella aún le falta lucidez y entendimiento para hacerlo,  hay cosas que no deben ni pueden quedar pospuestas por tiempo indefinido, así que una vez más, al amparo del derecho concedido por la maternidad  tomo decisiones en nombre de mi hija y trastoco mi voz en la suya.
Agradecidísima es la forma superlativa que ofrece el idioma español para expresar gratitud y hoy parece un vocablo insuficiente, como casi cualquier otro que intento encontrar para poder llevar al lenguaje los sentimientos de las últimas  semanas,  el tiempo en que el mundo de los míos cambio su cauce en caos.
Atropellada por un camión... como sucede con los accidentes el primer paso es aceptar que nos sucedió, que es la carne de nuestra carne esa que yace sobre una camilla, con pronóstico incierto…
La trasladaron al hospital Abel Santamaría porque a pesar de la edad por el tamaño fue considerada adulta por las primeras personas que la auxiliaron,  hacia ellos el primer agradecimiento, han estado pendientes y atentos  cada día y minuto, la prontitud de su accionar a la postre resultó definitivo, como el del equipo de emergencias que la recibió esa nefasta mañana del seis de abril y para quienes era una desconocida sin nombre pero paciente que recibió la excelencia de los servicios médicos necesarios.
No hay manera posible de describir lo que significa vivir hechos como estos, la imaginación de los que afortunadamente carecen de la experiencia jamás podrá tejer con hilos exactos la mezcla de incertidumbre, dolor, desesperación, fuerza, esperanza  y tanto más…
El equipo médico de la sala de terapia intensiva del hospital pediátrico Pepe Portilla ganó en mí una fan, a pesar del hijo que no contesta al teléfono en casa o a las que pretenden salir de noche cuando mami está de guardia y lo prohíbe,  por citar algunas de las situaciones que presencié, la atención está centrada en los pacientes, todos requeridos de cuidados especiales que justifican la estancia en el local, batallan a brazo partido con la muerte y tienen muchas  victorias, no renuncian ni ante lo que se avizora inevitable, la serenidad vive en ellos, tanto para el proceder profesional, como para el manejo de la desesperación de los padres que no es poca y a veces cruzamos líneas a las que ni siquiera deberíamos acercarnos, pero las fronteras son tema desconocido cuando la vida de un hijo peligra.
Vi el dolor por la pérdida irreparable, oí el llanto de otros y me ahogué en el propio,  tuve palabras de consuelo, comprensión y minuciosas explicaciones a las que aferrarme para buscar en lo inasible las energías precisas.
Fui testigo de enfermeras que indicaban por teléfono como bajar la fiebre de la hija mientras cuidaban a niños ajenos, escuché de sus problemas, familias, alegrías, hubo aún en los peores momentos quienes encontraron la manera de hacerme reír, mientras prestaban asistencia, también para todos ellos (mayoritariamente ellas), el agradecimiento de los que recibimos de sus manos los medios necesarios para mejorar cuerpo y mente de nuestra prole.
El personal de servicio, los trabajadores del laboratorio y el banco de sangre,  los  técnicos que se requieren y asisten con prontitud, porque saben que en un instante pueden hacer la diferencia. No hago menciones individuales porque creo que allí es el trabajo aunado el mayor mérito
Personalmente no encontraré manera de saldar la deuda con ortopédicos, en especial el Doctor Juan Carlos Valle, los que le acompañaron en la cirugía, significación para la faena de los anestesistas,  el cuidadoso trabajo dentro del salón quirúrgico y el posterior seguimiento pusieron ante mis ojos el contraste entre esperanza y desaliento.
Neurocirujanos, maxilofaciales, fisiatras, otorrino laringólogos, quemólogos,    son algunas de las especialidades requeridas,  todos ofrecieron y dan lo mejor de sí.
Arys Fernández es un nombre familiar para varias generaciones de pinareños, un neurocirujano retirado de la vida activa y al que amigos le pidieron interesarse por nuestro caso, ese caballero de la medicina nos conquistó con  aciertos y buenas maneras, de por vida, a sus pies.
La solidaridad general de amigos, vecinos, compañeros de trabajo, maestros,  alumnos, condiscípulos, y hasta desconocidos  ha sido un aliciente invaluable, cada buen pensamiento, gesto queda recogido en la memoria. Nadie quiere vivir estas experiencias, pero hacerlo y constatar que la generosidad sigue viva ayuda.
Como reconforta que en medio de la adversidad las manos se multipliquen y afianza la creencia de que los cubanos tenemos una acentuada propensión a la generosidad, adhesión y apoyo a los necesitados. Lamento no poder reinventar las palabras para poder ir más allá de un pobre superlativo que no alcanza a bosquejar el infinito agradecimiento a todos los que cerca o lejos nos acompañaron en el dolor y las alegrías de la recuperación.
En cualquiera de las maneras que fueron expresados los ruegos y votos por el mejoramiento de nuestra niña les guardamos la misma gratitud. GRACIAS.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Yolanda:
No pensé que pudiera decir nada, porque temía utilizar la palabra imprecisa. pero ahora, que te has arrancado del pecho todas esas emociones, les envío el abrazo mayor del que puedo ser capaz.
Porque sé que lo sabes, pero no puedo dejar de decirlo ahora, en Holguín sufrimos tanto como ustedes y vivimos cada momento de incertidumbre, tristeza y alegría, pegados a los cristales desde donde estaba tu India junto a ti.
Ahora, adelante. No queda de otra. Y entre tanta tristeza, la alegría mayor es que poquito a poco están de vuelta.
Un beso enorme.

Osmaira dijo...

Yolanda, he estado al tanto de todo aunque no haya hablado personalmente. Desde Villa Calra te llego la fuerza y el aliento de esta coelga que te aprecia. Sé fuerte, eres fuerte. Un abrazo para ti y otro para India. Ya las llamaré. Osmaira González

Yolanda Molina Pérez dijo...

Amigas, una de las cosas que ha hecho soportable este trance ha sido el apoyo incondicional de tantos, y creo que de alguna manera mi hija y yo recibimos toda esa energía positiva sobre nuestros cuerpos...
Todavía no intento abrirme el alma, sólo agradezco y es que me espanta la trepidación que pueda traer consigo esa apertura, tengo meses por delante en los que requiero cada partícula de fuerza, no puedo dejarme sacudir, a pesar de las manos que me sostienen, como las de mi familia y mi esposo, que no es el padre biológico de la niña, pero la ama como tal, ellos mismos se sorprenden de la ecuanimidad que he hecho gala, no imagino cómo, ni de dónde la obtuve, pero quiero retenerla por mucho tiempo, la recuperación será larga y dolorosa, no menos de dos intervenciones quirúrgicas están por venir y aunque el peligro de vida quedó atrás, la zozobra habita en mí…tenerla en casa es un alivio, pero es temporal, las próximas operaciones serán definitorias, aunque la primera debe ser ambulatoria, las reservas de su cuerpo marcarán la diferencia, apuesto por ella y la cuido para restablecerla con prontitud, mi nena está de vuelta…
Gracias una vez más

Lola dijo...

Tu nena está de vuelta.....
Me emociona leerte. Una madre, los sentimientos de madre son algo maravilloso.
Te llevo en el corazón, Yolanda. Lola

Yolanda Molina Pérez dijo...

Lola, a veces creo que hasta ahora solo entendí lo que significa la maternidad, y me asuta tanto mirar atrás, como hacia delante, no sé si pueda seguir siendo la misma para ella y su hermana, si las fuerzas alcanzarán para todo lo que está por venir, temo quebrarme y fallarle, sufro el dolor de su cuerpo, las dudas, los miedos, y ahogo los míos con la esperanza de hacerlos desaparecer, pero no puedo evitar que pese a una recuperación que todos califican de asombrosa me domine el escalofrío de la desesperanza ¿estaré pasando algo por alto, no estaré dejándome llevar por el optimismo antes de tiempo...?
En fin amiga que todavía estoy en aguas turbulentas y agradezco mucho que un corazón tan sereno y avezado me lleve al menos un poco, creo que sólo el cariño de tantos que me lo han dado, como tú, desinteresadamente, con una generosidad ilimitada me ayuda a encontrar caminos donde sólo había abismos... besos....

Animal de Fondo dijo...

Un abrazo muy fuerte, de corazón a corazón, Yolanda.

Yolanda Molina Pérez dijo...

Gracias....