A los 45 días de nacida me pusieron en un moisés y a este lo
colocaron sobre el buró de mami en el aula de quinto grado en que impartía
clases, cuando pude sentarme tuve un columpio colgado en la puerta que
comunicaba con la clase de papi.
Crecí siendo “la niña de los maestros”, ellos fueron de los
matrimonios de educadores que vivían en aquellas casas escuelas que había, (no
sé si todavía esa modalidad existe) en zonas rurales, mis primeros recuerdos
están asociados a aulas, alumnos, planes de clases y libros de pedagogía u
orientaciones metodológicas por doquier.
Fueron alfabetizadores, como mis tíos y a pesar de que
crecimos siendo testigos del sacrificio y respeto que implica la docencia, de
alguna manera no nos amedrentó ese reto y dejaron el legado en nosotras…
Conozco de cerca la entrega y amor que exige la profesión,
ambos siguen vinculados a ella laboralmente y lo disfrutan…En la familia hay
muchos educadores, fue como profesora que empezó mi hermana su vida laboral, mis
primas de forma directa o indirecta encontraron en el magisterio la vocación….
Yo misma durante un tiempo la ejercí y me gustó ese desafío de enfrentarme a
los estudiantes y atrapar su atención… Felicidades a todos los educadores, en
especial para mis padres, los que me formaron y los que hoy lo hacen con mis
hijas…
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