sábado, 14 de junio de 2008

El mejor.

Tuve la suerte de tener un gran compañero de juegos en mi infancia, un adulto que asumía el rol que a mí se me antojara, lo más frecuente era que fuese mi niño y ese papel alcanzó dimensiones tales, que tal vez pueda postualrme como la mujer que más tempranamente recibió regalos en un Día de las Madres, pues me hacía obsequios para esa fecha antes de que cumpliera los cinco años.
También yo solía ser su Reina, con besos en las manos y hasta en las plantas de los pies, cuando él "mi ruin y vil esclavo" osaba desobedecer mi voluntad, me enseñó a jugar cartas, dominó, palillos chinos, parchís, damas, ajedrez y aceptaba alguna que otra partida de yaquis, único en el cual su torpeza superaba a la mía.
Recuerdo un juego muy especial, uno nocturno de la peregrina, yo comía tamarindo me tragué una semilla y puso tanto empeño en impedir que volviera a suceder que terminé muy asustada con una crisis de llanto porque veía una mata creciendo en mi estómago y las ramas ahogándome al salir por la boca, para calmarme terminamos a la luz de una lámpara en un oscuro portal dando saltos de una casilla a la otra
Fui creciendo y ya no sólo jugábamos, intercambiamos libros, veíamos televisión juntos, a su lado aprendí el ABC de casi todos los deportes, mi formación estética mucho lo debe por sus juicios críticos sobre cine, música, ballet y literatura.
Chequeaba constantemente mis conocimientos y me ayudaba a estudiar, las conjugaciones verbales con recursos memotécnicos para facilitar su aprendizaje, ejercitaba mi rapidez en el cálculo él lo hace a velocidad casi alectrónica y esperaba otro tanto del resto de los humanos.
Fui creciendo y ya no jugaba a las casitas, hizo del juego de manos un arte para enseñarme a defender, me llevaba al teatro, nunca dejó de incentivarme en la búsqueda del conocimiento.
Si decía:"tengo que hablar contigo" en un tono serio me dominaba el terror, sus regaños eran lo peor que podía pasarme.
Fue de sus vasos donde ingerí los primeras gotas de alcohol, también bajo el principio didáctico de que toda mujer debe saber tomar, para que llegado el momento un hombre no pueda sacar ventaja de su estado de embriaguez.
Me hice mujer y siempre ha sido pródigo en halagos, especial para con mis hijas, las quiere, mima y consiente en exceso, comprensivo, incondicional...
Comparto este amigo con mi hermana, ella y yo coincidimos en que es el mejor HOMBRE que conocemos, ambas hemos llegado a proponerle matrimonio, incluso las dos a la vez, pero él se niega rotundamente porque dice que apenas nos puede resistir, porque somos sus hijas, que de ahí en fuera no se imagina capaz de sostener otro vínculo con nosotras, pero ambas somos fruto de lo que él se encargó en fomentar en nosotros.
Este tercer domingo de junio es el Día de los Padres, y yo tengo la suerte de poder asegurar sin temor a pecar de insensata de que el mío es EL MEJOR.
Te quiero papi, besitos pinareños de tu hija y tus nietas.

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