Las nuevas regulaciones aduanales
que entrarán en vigor a partir del primero de septiembre de este año,
despiertan muchas inquietudes en la población, y no sólo para quienes viajan
con frecuencia o reciben de manera sistemática ayuda del exterior, el impacto
de ellas llegará con fuerza a la cuentas familiares.
En términos económicos Cuba posee
un mercado interno cautivo, pues los
surtidos en las redes comerciales de distinto tipo y moneda son similares en
todo el país y la alternativa queda hoy en la categoría de lo ilícito,
pero la poca variedad, calidad, falta de
garantías y altos precios de las tiendas administradas por los distintos
organismos comerciales convierte a la red fuera de la ley en una alternativa accesible.
Al margen de las personas
naturales devenidas en empresas importadoras y la voluntad estatal de regular
dicha práctica, así como la intención manifiesta expresada por las autoridades aduanales de proteger la economía nacional, las medidas afectarán a la
población.
Las nuevas tarifas y
restricciones traerán consigo un alza de los productos en el mercado negro, (en
Cuba es casi blanco, por la impunidad con que opera y la magnitud del
mismo), aun así posiblemente estén en
condiciones de ofrecer costes más asequibles que los de las cadenas
comerciales; teniendo en cuenta que la actual formación de precios al menos
para los artículos que expenden en divisas incluye un gravamen de al menos el
200 por ciento.
A eso es preciso añadir los
numerosos productos que es imposible encontrar de forma permanente o incluso
esporádicamente, estas personas los
surten por encargos personales o altas demandas y por ende niveles de ventas
asegurados.
Un acompañamiento comercial hacia
lo interno precisarán las medidas
aduanales, donde calidad, diversidad, garantía y precios resulten altamente
beneficiadas, para que el mercado estatal proteja a los consumidores, teniendo en cuenta sus intereses y poder adquisitivo.
La relación entre salario y costo
de la vida ostenta una asimetría que tiene los bolsillos en vilo, cualquier
gasto imprevisto saca la riqueza familiar de equilibrio y en los últimos
tiempos los precios mantienen un alza ante la insuficiente oferta y creciente
demanda, las nuevas resoluciones aduanales sin duda acrecentarán la tendencia.
Las aperturas para las
iniciativas privadas en el contexto económico cubano piden a gritos formas de
abastecimiento, ante la inexistencia de
mercados mayoristas y los suministros de todas las materias primas necesarias
para ellos, flexibilizar las importaciones constituiría una alternativa.
Lo idóneo sería un incremento de
producciones nacionales y que estas cubrieran las exigencias del mercado
interno, pero aun eliminado de golpe todas las limitaciones (objetivas y
subjetivas) del sistema empresarial cubano, la infraestructura del país estaría
muy lejos de esta meta.
Para algunos analistas el empleo de medidas
proteccionistas crea el riesgo de
asfixiar el comercio, que es un motor de la recuperación, esa que todos soñamos
en términos macro y micro económicos, pero sobre todo a nivel de familia, si la
intención es proteger el mercado interno y limitar el lucro y enriquecimiento
de unos pocos no bastarán para ello estas regulaciones aduanales.
5 comentarios:
Constancia de que te he leído. Besos.
Gracias Lola...
Totalmente de acuerdo. Así es el sentir desde un extremo al otro del Archipiélago. Un abrazo
Iris, y los que todavía permanecen indiferentes es que no entienden el impacto que tendrá... Otro abrazo para tí y felices vacaciones...
hola
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