miércoles, 10 de junio de 2015

¿Cuentapropistas o empresarios?






Los artesanos, fueron de los primeros "cuentapropistas"
Como parte de la actualización del modelo económico una de las transformaciones más significativas fue indudablemente la apertura a nuevas opciones para el trabajo no estatal, tanto con la modificación dentro del sistema empresarial mediante la creación de cooperativas o el arrendamiento, como a nivel social con la creatividad del ciudadano.
Todavía para muchos el hecho de no “trabajar con el Estado” es una conducta que les despierta recelos y si a escala individual es comprensible que exista cierto prejuicio, es imperdonable desde las estructuras administrativas que tienen en sus manos la implementación de los Lineamientos Económicos del VI Congreso del Partido.
Para muchos al referirse a este sector les causa pavor que se les considere como pequeños empresarios privados, como si la denominación los trastocara en despiadados capitalistas, pero lo cierto es que el término les aplica partiendo de que se consideran como tales aquellas personas físicas o jurídicas que manejan capital y  trabajo para producir bienes y/o servicios.
La actividad de hospedaje mejora el fondo habitacional
A partir de las funciones que realiza el empresario se establece por tres condiciones, la de propietario, gerente o administrador y la de emprendedor o innovador que asume riesgos. ¿Acaso aquellos que optaron por invertir recursos en cualquier negocio y lo desarrollan no cumple con estas condiciones?
La Cuenca, lujoso restaurante en Viñales.
El término que empleamos habitualmente de cuentapropistas, no es más que otro de los tantos eufemismos usados a diario y sí,  el empresario va por su propia cuenta, pero la definición adecuada concede a este sector creciente una dignificación del rol que están llamados a desempeñar en nuestra sociedad.
Hoy por hoy llenan numerosos espacios en los servicios y lo hacen con éxito, mayor será su impacto cuando aparezca el necesario mercado mayorista, y tengan acceso a otras posibilidades que frenan el desarrollo de numerosas actividades.
También es tiempo de diversificar las opciones, pues la riqueza de un país no se sostiene solo sobre las prestaciones, sino sobre la generación de bienes.
La pequeña empresa privada en el país contribuye mediante la política tributaria al presupuesto estatal, incide en la generación de empleo, en la elevación de la calidad de vida de la población y en muchos otros aspectos esenciales, concederles el protagonismo que merecen es lo justo.
En la gastronomía incursionan varios con diferentes estilos.
Afortunadamente en nuestra provincia hay experiencias positivas de territorios que logran un acercamiento apropiado a este sector y los integran al panorama, dejarlos aislados del cuadro no parece una buena idea.
Los premios concedidos por el evento Viñales Moda, fueron mayoritariamente auspiciados por propietarios de restaurantes que ofrecieron cenas gratuitas para los ganadores.
En la reciente exposición de la provincia en Expocuba, los privados apoyaron todo el tiempo a la representación de su municipio en las actividades de protocolo del stand, por voluntad propia según me consta, pero ese trabajo en equipo para fortalecer la presencia del territorio es sin duda una expresión de los beneficios que representa reconocer los intereses comunes y vigorizarlos.
El alquiler de caballos, sólo está autorizada en Viñales.
Los Consejos de la Administración están llamados a emplear de manera inteligente el potencial que permanece fuera del marco empresarial del estado, ellos manejan recursos y bienes locales que se revierten directa o indirectamente en la comunidad.
El diálogo, la facilitación, el reconocimiento figuran como vías adecuadas para la integración, algunos no tuvieron otra opción y otros llevaban años soñándola, pero entre ellos hay mucha de la gente emprendedora que requiere el país, llenas de ideas, de iniciativas,  propiciarles espacio nos hará grandes a todos.
Y claro, los verdaderos empresarios, son aquellos que obran con transparencia en busca de la prosperidad propia y colectiva, respetuosos de la legalidad y sus deberes, trabajadores; los pocos que buscan el enriquecimiento ilícito no merecen el favor de que en su nombre se frenen las posibilidades de otros.

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